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viernes, 2 de marzo de 2012

¿Penales o Vacacionales?

El hecho de que la mayoría de un grupo humano tenga encerrado, estigmatizado y desacreditado a un conjunto reducido de su propia población hizo que ya desde los orígenes de la cárcel existieran debates y polémicas acerca de su existencia. Desde el principio de su devenir surgieron multitudinarias y diversas teorías tan heterogéneas como dispares. Estos reproches a la prisión, surgen a su vez desde las más variadas posturas ideológicas, desde los que partiendo de las actitudes más atávicas consideran al presidio como una pérdida económica para el grupo y que con ella se está derrochando la capacidad económica de la colectividad, hasta posturas filantrópicas que reniegan de cualquier potestad al Poder de someter encerrados a un grupo humano (con independencia de las causas que acompañan a tal decisión).

La prisión aparece relativamente tarde, pues se entendía que los recluidos no generan ningún beneficio y por el contrario son parásitos que deben ser alimentados. Por tanto, se buscan otras soluciones tales como la esclavitud, el maltrato físico, la mutilación o la muerte. Con muchos matices los planteamientos básicos sobre la prisión no han cambiado y en el fondo se diluyen con las propias escuelas de la teleología del derecho. A lo largo de la historia cada sociedad ha reaccionado de un modo diverso frente a las conductas antisociales de sus integrantes. Los correctivos aplicados por el poder para reconducir los comportamientos desordenados se han traducido en sanciones como el descuartizamiento, la crucifixión, la lapidación, mutilación, exposición publica, trabajos forzados, expatriación entre otras, hasta llegar en su fase moderna, a la segregación; aislamiento del delincuente como terapia para sus males: nace la prisión. En sus primeros momentos es un establecimiento destinado a la custodia de los reclusos. En la antigüedad salvo casos excepcionales, los delincuentes convictos no quedaban confinados en prisiones, sino que eran sometidos con penas corporales o pecuniarias. Partiendo de la idea que se tiene de lo que debería ser la prisión (instrumento de castigo, de escarmiento o de reinserción). Nuestra sociedad muestra qué los penales son castigo.

Más de una década de reos escaparon del Penal de Challapalca (Puno). Un funcionario desmintió que fuera penal de Máxima Seguridad pues asumir que el frío y la altura lo catalogan cómo aquello es una mala justificación. Tiene carencias que desmienten aquel título: Los custodios eran trece, los que fugaron diecisiete. Necesita rejas eléctricas por celda. Los víveres llegan de Puno o Tacna una vez por semana. Los salarios no son motivación adecuada para el trabajo que realizan eso significaría que hay deficiencias en vigilancia.

En Internet revisamos casos de evasión de presidiarios enterándonos que el país con más fugas masivas es México, después viene Colombia y a continuación Perú. Existe una razón común para este suceso que de hecho no es la geográfica. En Europa y resto del mundo no ocurre este fenómeno intuimos que es por instrucción a la niñez en edad de aprender, a quienes en la escuela se les enseña que si hacemos lo correcto o no hay dos lugares donde podemos ir. Al hispano hablante se le afirma la existencia de un tercero de manera que los que fallaron sienten que su presencia en un penal son vacaciones y salen con energía renovada para continuar con aquello que toman como trabajo. Y si estando confinados no logramos su reeducación pues en realidad nada bueno conseguiremos. Una manera de romper su esquema mental es que aprendan algún idioma, otro el más importante hablarles de Jesús, qué significa lo que hizo. Sabiendo que todos somos pecadores no dudó al ofrendar su vida en la cruz. Si por fe le creen serán hombres nuevos porque hay mucha gente que lo hizo y ahora su vida es distinta.


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